Volver a la raíz, a lo primigenio, a lo fundacional. Hundir las manos en la tierra y extraer de ella formas y colores de mundos insólitos, inagotables universos que sólo puede gestar la imaginación de un artista. Eso es lo que hace Manolo Belzunce cada vez que decide dar rienda suelta a su creatividad a través de la cerámica, este arte humilde y remoto que vio la luz con el hombre neolítico.
Vuelve también la mirada hacia Picasso y Matisse, padres del arte nuevo que siempre han estado vigorosamente presentes en la obra del creador lorquino. Ambos trabajaron la cerámica como parte de su incesante búsqueda de lo primitivo, transmutando la artesanía en arte con la naturalidad y la sencillez de los auténticos genios. Belzunce se mira de nuevo en su espejo. Y lo hace con la honestidad que sólo practican los mejores discípulos.
Con medio centenar de piezas testimonia ese doble y feliz retorno a los orígenes. Pero en ellas no sólo está la huella de los mencionados maestros vanguardistas. También palpitan las culturas milenarias de oriente y del Mediterráneio. Y especialmente visible se halla la inagotable África, lugar de deslumbramiento estético y espiritual para el artista.
En ocasiones, las piezas adoptan formas rotundas y definidas. Sirven así como volumétrico telón de fondo para las más variadas , protagonizadas por personajes recortados en nítidos contornos. Siluetas y sombras de ecos matissianos que caminan por el amplio mapa del expresionismo.
Otras veces adquieren formas caprichosas que las convierten mágicamente en figuras. Objeto y personaje se funden en una misma morfología, al tiempo que se reduce la gama cromática. Queda entonces más patente que nunca la generosa herencia picassiana en unas piezas que ya son manifiesto homenaje.
El resultado final es una fascinante muestra de objetos, a un mismo tiempo, sencillos y excelsos, delicados y salvajes. Paradojas que de la mano de Belzunce se convierten en la más poderosa constatación de una congruencia creativa que en cada nuevo proyecto expositivo se revela insobornable.
Estas cerámicas las ha realizado Larios (Lorca) en su taller.
CARLOS SALAS
Doctor en Historia del Arte
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